QUE CESE LA VIOLENCIA EN GAZA

0
Share

Se han cumplido 600 días desde que se produjo el infortunado incidente perpetrado por militantes del grupo Hamas, mediante el cual irrumpieron en una comunidad ubicada al sur de Israel, y masacraron a más de 1,200 ciudadanos, procediendo, acto seguido a secuestrar a 251 desafortunados rehenes, muchos de los cuales – según se tiene entendido – siguen con vida y, en espera de ser rescatados.

Nada, expresado con toda claridad, justifica dicho acto criminal, calificado – justa o injustamente -, como “terrorista”.

Cabe recordar, sobre dicho particular que, desde cualquier punto de vista, un hecho de tal naturaleza nos conmocionó a todos. 

Desde los cuatro puntos cardinales del planeta voceros de todas las ideologías, llegado el momento, se pronunciaron en favor del derecho de legítima defensa que atañe al gobierno de Israel, razón que ofreció, prácticamente, en bandeja de plata al gobierno del conservador Benjamín Netanyahu, la opción para desatar una cruenta y radical ofensiva que, a estas alturas refleja un balance aterrador, que alcanza más de 54 mil fallecidos, más de 120,000 heridos, y casi 1,100.000 ciudadanos gazaties que sufren de inseguridad alimentaria catastrófica, cerca de la hambruna.

Para llegar al escenario que el día de hoy nos sigue conmoviendo a todos, el gobierno de Netanyahu, utilizando toda la fuerza de defensa israelí (FDI)  de que es capaz, lanzó una ofensiva por aire, mar y tierra, so pretexto de “dar de baja” a las cabezas principales del grupo que, hoy por hoy, se ha transformado en su mayor y más letal enemigo.

Todos, si absolutamente todos, hemos sido testigos de las cruentas incursiones armadas en territorio indemne, demoliendo, al paso de tanques y todo tipo de artillería, inmuebles, instalaciones estratégicas para la supervivencia, como centrales eléctricas, hospitales, acueductos, centro de distribución de alimentos. 

Lo anterior, so pretexto de ubicar, en una supuesta, o real – vaya usted a saber – red de túneles que se distribuyen a lo largo y ancho de la Franja de Gaza, dentro de los cuales, en principio, se refugian las principales cabezas de Hamas.

Sea lo anterior verdad, o simplemente, una sospecha, las incursiones han dejado cientos de miles de damnificados – entre muertos y heridos -, y un gobierno israelí orondo por sus hazañas, sobre las cuales, en mayor o menor medida, recibe la complicidad de su principal socio y aliado político, el presidente de los Estados Unidos (PROTUS), quien haciendo gala de su frivolidad más absoluta lazó – como iniciativa – la posibilidad de transformar la Franja de Gaza, en una especie de “rivera” del Medio Oriente, para lo cual, como es bien conocido, el empresario dispone de una amplia experiencia global.

Para echar a andar dicha propuesta, agregó que los casi dos millones de gazaties podría ser enviados – no se aclaró si en calidad de bultos, o de otra cualquier cosa – a países vecinos, como serían los casos de Egipto y Jordania.

Los “daños colaterales” de dicha ofensiva han sido – pienso yo – la causa principal del llanto incontrolable del cual fuimos testigos, en vivo y en directo, por parte del embajador de la Misión de observación de Palestina ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Riyad Mansur (78 años), quien en la reunión 9923 del Consejo de Seguridad (28 de mayo) enfocada a analizar la situación del Medio Oriente, clamo por un cese a la violencia en Gaza, cuyas principales consecuencias – enunció el alto representante -, son el aislamiento de mujeres, menores de edad, ancianos y heridos,  los cuales padecen una hambruna sin precedentes, motivada por la estulticia del régimen de Tel Aviv.

Y, a mi juicio, todo lo anterior, es verdad.  Con independencia del proclamado derecho a la autodefensa, el gobierno de Israel, por su acciones, ha sobrepasado todos los límites concebidos por el Derecho Internacional Humanitario (DIH).  Lo anterior, justificaría la emisión (en noviembre de 2024), por parte de la Corte Penal Internacional (CPI) de órdenes de arresto en contra del propio Netanyahu, su ex ministro de defensa, Yoav Gallant, y Mohammed Deif, comandante militar de Hamas (fallecido en una incursión armada de Gaza).

Sin embargo, y no obstante que algunos países europeos, especialmente España, Francia y Alemania, han alzado su voz en un intento por detener la cruenta ofensiva que lleva a cabo Israel en contra de los habitantes de la Franja de Gaza, nada va a suceder, hasta que no se incremente el clamor internacional y se punga punto final a la limpieza étnica propugnada desde el centro del gabinete gubernamental en Tel Aviv.

Related Posts
Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Contacto

Ignacio Gutierrez Pita

 

Socials

© 2025 IGP . All rights reserved.