FRACTURA DE LA ESTRUCTURA DEL ESTADO

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Durante el curso de una sesión del pleno del Instituto Nacional Electoral (INE) celebrada el pasado día 15 de junio, dicho máximo órgano, en votación mayoritaria, en la cual se impusieron los áulicos del partido en el gobierno, fueron declarados como válidos los resultados de las elecciones celebradas el pasado día 1.

En vista de lo anterior, y de conformidad con las reformas constitucionales impuestas por capricho del cacique de Macuspana, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), se hizo entrega de las constancias de mayoría a los nueve magistrados que habrán de integran el más alto tribunal de justicia de México, a partir del próximo 1 de septiembre.

Como era de esperarse, para nadie resultó novedosos que, dentro de quienes recibieron dicha certificación, todos, de una forma u otra, se han  manifestado como afectos, simpatizantes y/o afiliados, al partido en el poder, fundado por quien suele ser mejor conocido como “el mejor presidente de México”.

Al hacerse públicas las cifras de la espuria votación (alcanzó, tan solo el 12% del padrón electoral), la nómina se configuró de la siguiente manera:

  • Hugo Aguilar            5.2%
  • Lenia Batres             4.94%
  • Jazmín Esquivel                  4.37%
  • Loretta Ortiz                         4.19%
  • María Estela Ríos               3.93%
  • Giovani Figueroa                 2.96%
  • Irvin Espinoza                      2.86%
  • Arístides Guerrero              2.82%
  • Irene Herrerías                    2.64%

Conviene destacar, sobre dicho particular que, conforme a las propias reformas constitucionales referidas, quedó establecido que aquél candidato que obtuviera el mayor número de votos, que en el caso presente, correspondió a Hugo Aguilar, éste asumiría ipso facto  la presidencia del órgano colegiado, por un periodo de dos años, contados a partir de la fecha de su toma de posesión.

Sobre éste personaje, en principio, graduado de abogado, se dice, de conformidad con las fuentes del propio partido en el poder que, que su origen proviene, de ascendencia indígena.  Que además, se le conoce como una especie de “luchador social”, de las mejores causas de los pobres de la región más pauperizada del país, es decir, la zona del sureste de la nación.

Se sabe, además, que colaboró estrechamente con AMLO durante su sexenio, especialmente en el proceso de convencimiento a los pueblos indígenas afectados por la construcción de uno de los proyectos más ambiciosos del sexenio de  cacique de Macuspana: El Tren Maya.

Integró, conjuntamente con sus ahora colegas  de la máxima instancia del Poder Judicial, una de las listas más difundidas de los famosos “acordeones”, promovidos, lamentablemente por las más altas instancias políticas del régimen, razón por la cual, deberían de ser calificados como coadyuvantes de la “fractura de la estructura del estado mexicano” que ahora nos aqueja, y que, en el corto o mediano plazo, empezaremos a vislumbrar sus consecuencias.

Esta elección, calificada por propios y extraños como antidemocrática e ilegítima, pone en tela de juicio, además de la certeza jurídica que debería prevalecer, la gobernabilidad democrática de nuestro país.

La misión de observación de la OEA, invitada por la autoridad electoral, tras una visita in situ, así como una revisión exhaustiva de los detalles del proceso, determinó que una elección de dicha naturaleza, como la celebrada en México, no era un medio recomendado como modelo a seguir para ninguna de las naciones que integran la organización multilateral con sede en Washington, D.C. 

La verdad, dicho sea de paso, para bien o para mal, con la formal declaratoria del INE, sobre la validez del proceso electoral y, la consecuente entrega de constancias de mayoría a los nuevos funcionarios electos, se cierra – a mi juicio – el proceso de consolidación democrática iniciado por México, a partir de la alternancia política impulsada, en su momento, por Ernesto Zedillo Ponce de León, misma que hizo posible que se alzara con el poder presidencial en el año 2000, el candidato presidencial, Vicente Fox.

El propio INE, en sesiones subsecuentes a la realizada el 15 de junio, procedió, a su vez, a la entrega de las constancias de mayoría a los candidatos electos para ocupar cargos en el recién creado Tribunal de Disciplina Judicial, la Sala Superior y las Salas Regionales del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

De más estaría confirmar que, en su mayoría, los bendecidos con el “voto popular”, integraron los “acordeones”, además de disponer de su respectiva credencial como miembros del partido en el poder.

Por lo que respecta a la consejera presidenta del INE, Guadalupe Taddei, conviene señalar que, a su vez, se transformó en coadyuvante y cómplice de este asalto al poder por cuenta del partido que, hoy por hoy, impone sus mayorías y su aporte al salto regresivo de las respectivas instituciones del estado mexicano.

Confiemos en que este mal que ahora nos aqueja, no dure cien años.

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