No se me ocurre mejor analogía que la caracterización del actual presidente de los Estados Unidos de América (POTUS), con la del legendario rey de los Hunos, cuyas características principales – según refieren los datos históricos disponibles- fueron: su extrema crueldad, de carácter intrigante, sanguinario, amante de la batalla, del pillaje y proclive a la disrupción global.
En el caso de que se trata, nuestro personaje tiene nombre y apellido: Donald Trump, quien se constituyó con su llegada al poder, en una verdadera pesadilla, tanto para propios, como para extraños.


Como testimonio escrito de su paso por la primera magistratura de la primera potencia mundial – a la fecha de redactar este análisis -, obran un estimado de cien órdenes ejecutivas, signadas con la que, hoy por hoy, se ha transformado en la rúbrica más tenebrosa jamás conocida, allende las fronteras de su propia nación.
Como analista político ajeno a subjetividades, no puedo dejar de reconocer que, POTUS no solo dispone de una inmensa mayoría de áulicos dispuestos a celebrar todas y cada una de sus afrentas al orden internacional, bajo la premisa de “Hacer América Grande Otra Vez MAGA (por sus siglas en inglés).
En ese sentido, conviene hacer referencia a su primer mensaje a la Nación, el pasado día 4 del presente mes, emitido desde la sede del Congreso estadounidense. Dentro de sus múltiples arengas, pasó revista a lo que, tanto en lo personal, como al conjunto de sus seguidores, representan los nuevos valores que se traducirán en premisas de su administración.
No ha quedado títere sin cabeza (como reza el conocido refrán). De un plumazo dio prácticamente por concluidas las “viejas alianzas militares” que sostuvieron el orden internacional surgido como consecuencia del final de la guerra mundial más cruenta del siglo XX.
El verdadero ganador de este proceso, es Vladimir Putin.
Para sus aliados de América del Norte, la retahíla fue tenaz.
Les acusó de todo aquello que le fue posible, como excusa válida, para concretar su venganza. Según sus propias palabras, por haberse aprovechado de la “nobleza estadounidense”, expoliando a los “buenos”, como se prefigura la personalidad del propio POTUS, a través de la creciente influencia que ejercen, sobre los gobiernos de sus dos socios comerciales más importantes, los “grupos del crimen organizado”, a quienes clasificó, en su más reciente ofensiva, como “grupos terroristas”.
En el centro del debate, un veneno que mata: el fentanilo.
Por vía de la fabricación de sus respectivos precursores, así como la elaboración de sus productos finales, recibieron sanciones China, Canadá y México, los cuales, de la noche a la mañana, se transformaron en el enemigo público número uno de “América”.
Otra de las arengas que puso en estado de conmoción a la comunidad internacional, tiene que ver con su empeño por alcanzar un acuerdo de paz para Ucrania, a través de una negociación (secreta) directa con Vladimir Putin, en la cual, ni el actual presidente del gobierno de dicho país, Volodomir Zelenski, ni sus otrora aliados europeos (UE; OTAN), dispongan de un asiento en la mesa de negociaciones.
El ambiente prevaleciente como consecuencia de los exabruptos del primer mandatario estadounidense, denota un gran pesimismo, a grado tal que, en una primera instancia, el primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, convocó a sus principales homólogos europeos a una cumbre en la cual, el principal tema abordado, fue el involucramiento europeo en el proceso de paz para Ucrania.
Es más, esta misma semana, en Bruselas, los dirigentes de la Unión Europea se reunieron, una vez más, para tratar sobre su nueva estrategia determinada a modernizar sus respectivos arsenales defensivos vis a vis la posibilidad de que POTUS cumpla su amenaza de dejar a Europa, y concretamente a la OTAN, sin el apoyo de su país.
Se destaca de dicha cumbre la declaración de la propia presidenta de la UE, Úrsula von der Leyen, quien manifestó, enfáticamente, que Europa está indefectiblemente comprometida con la defensa de Ucrania y que, a dicho fin, los integrantes de la Unión estarían dispuestos a invertir hasta 800 mil millones de euros en equipamiento adicional
Lo anterior, indudablemente, sienta un muy sensible precedente, y abre la posibilidad de que Vladimir Putin intuya que viene siendo cobijado por su nuevo mejor amigo, como vía para lograr un par de sus principales objetivos, dentro de los cuales, destaco:
- Conseguir un acuerdo de paz para Ucrania en los términos que mejor convengan a su nación, es decir, apropiándose de los territorios hasta ahora incorporador a su nuevo imperio; y
- Luz verde a la vía hacia el expansionismo imperial ruso, con las consecuencias relativas a la amenaza que ello representa para la configuración del actual mapa político europeo.
Esperemos a ver que pasa, sobre todo, con la otra potencia en pugna: China, país cuyo gobierno ha manifestado, sin ambages, su más amplio malestar por el comienzo de lo que sus portavoces gubernamentales han llegado a calificar como: “guerra comercial” enunciada en la propia alocución de POTUS ante el Congreso de su país.